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EVANGELIOS 1 Este mandamiento es el principal y primero Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 35-40 En aquel tiempo, uno de los fariseos, que era experto en la Ley, le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: —«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo:—«”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.” Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.» 2. Haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 18-20 En aquel tiempo, acercándose a los once discípulos, Jesús les dijo:—«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» 3 Juan bautizó a Jesús en el Jordán Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 9-11 Por entonces llego Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:—«Tu eres mi Hijo amado, mi predilecto.» 4 El que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 13-16 En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:—«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en el.»Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos. 5 Escucha, Israel: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34 En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:—«¿Que mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús:—«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.,, El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay mandamiento mayor que estos.» El escriba replico:—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de el; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:—«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. 6 El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 1-6 Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo:—«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tu haces si Dios no está con él.» Jesús le contestó:—«Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.» Nicodemo le pregunta:—«¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?» Jesús le contestó:—«Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.» 7 Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna Lectura del santo evangelio según san Juan 4, 5-14 En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:—«Dame de beber.» Sus discípulos se hablan ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:—«¿Cómo tu, siendo judío, me pides de beber a mi, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó:—«Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» La mujer le dice:—«Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó:—«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.» 8 El que cree tiene vida eterna Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 44-47 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:—«Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitare el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios.” Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. » 9 Manarán torrentes de agua viva Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37b-39a En aquel tiempo, Jesús gritaba:—«El que tenga sed, que venga a mi; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.» Decía esto refiriéndose al Espíritu que hablan de recibir los que creyeran en él. 10 Fue, se lavó, y volvió con vista Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-7 En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:—«Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» Jesús contestó:—«Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en el las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:—«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»Él fue, se lavó, y volvió con vista. 11. El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-11 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:—«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por si, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mi lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos. Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría este en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.» 12 Le traspasó el costado, y salió sangre y agua Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-35 En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya habla muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.
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EVANGELIOS 1 Este mandamiento es el principal y primero Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 35-40 En aquel tiempo, uno de los fariseos, que era experto en la Ley, le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: —«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» Él le dijo:—«”Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.” Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.» 2. Haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo Lectura del santo evangelio según san Mateo 28, 18-20 En aquel tiempo, acercándose a los once discípulos, Jesús les dijo:—«Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.» 3 Juan bautizó a Jesús en el Jordán Lectura del santo evangelio según san Marcos 1, 9-11 Por entonces llego Jesús desde Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán. Apenas salió del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hacia él como una paloma. Se oyó una voz del cielo:—«Tu eres mi Hijo amado, mi predilecto.» 4 El que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en él Lectura del santo evangelio según san Marcos 10, 13-16 En aquel tiempo, le acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:—«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. Os aseguro que el que no acepte el reino de Dios como un niño, no entrará en el.»Y los abrazaba y los bendecía imponiéndoles las manos. 5 Escucha, Israel: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón Lectura del santo evangelio según san Marcos 12, 28b-34 En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:—«¿Que mandamiento es el primero de todos?» Respondió Jesús:—«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser.,, El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay mandamiento mayor que estos.» El escriba replico:—«Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de el; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:—«No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas. 6 El que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios Lectura del santo evangelio según san Juan 3, 1-6 Había un fariseo llamado Nicodemo, jefe judío. Éste fue a ver a Jesús de noche y le dijo:—«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tu haces si Dios no está con él.» Jesús le contestó:—«Te lo aseguro, el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios.» Nicodemo le pregunta:—«¿Cómo puede nacer un hombre, siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?» Jesús le contestó:—«Te lo aseguro, el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu.» 7 Un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna Lectura del santo evangelio según san Juan 4, 5-14 En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José; allí estaba el manantial de Jacob. Jesús, cansado del camino, estaba allí sentado junto al manantial. Era alrededor del mediodía. Llega una mujer de Samaria a sacar agua, y Jesús le dice:—«Dame de beber.» Sus discípulos se hablan ido al pueblo a comprar comida. La samaritana le dice:—«¿Cómo tu, siendo judío, me pides de beber a mi, que soy samaritana?» Porque los judíos no se tratan con los samaritanos. Jesús le contestó:—«Si conocieras el don de Dios y quien es el que te pide de beber, le pedirías tú, y él te daría agua viva.» La mujer le dice:—«Señor, si no tienes cubo, y el pozo es hondo, ¿de dónde sacas el agua viva?; ¿eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?» Jesús le contestó:—«El que bebe de esta agua vuelve a tener sed; pero el que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed: el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua que salta hasta la vida eterna.» 8 El que cree tiene vida eterna Lectura del santo evangelio según san Juan 6, 44-47 En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:—«Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitare el último día. Está escrito en los profetas: “Serán todos discípulos de Dios.” Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ése ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. » 9 Manarán torrentes de agua viva Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 37b-39a En aquel tiempo, Jesús gritaba:—«El que tenga sed, que venga a mi; el que cree en mí, que beba. Como dice la Escritura: de sus entrañas manarán torrentes de agua viva.» Decía esto refiriéndose al Espíritu que hablan de recibir los que creyeran en él. 10 Fue, se lavó, y volvió con vista Lectura del santo evangelio según san Juan 9, 1-7 En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron:—«Maestro, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?» Jesús contestó:—«Ni este pecó ni sus padres, sino para que se manifiesten en el las obras de Dios. Mientras es de día, tenemos que hacer las obras del que me ha enviado; viene la noche, y nadie podrá hacerlas. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo:—«Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»Él fue, se lavó, y volvió con vista. 11. El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante Lectura del santo evangelio según san Juan 15, 1-11 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:—«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por si, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mi lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos. Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría este en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.» 12 Le traspasó el costado, y salió sangre y agua Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 31-35 En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya habla muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis.
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